Con el retiro de José Manuel Diosa, Colombia encara una nueva etapa. Su presencia al costado del campo de juego seguirá dando beneficios al rugby de su país.
En época de Rugby World Cup, cuando los ojos del mundo se posan sobre los equipos que lucharán por la Webb Ellis Cup, el foco hay que desviarlo momentáneamente a Colombia, ya que allí acaba de terminar su prolífica carrera internacional uno de los hijos pródigos de Los Tucanes.
José Manuel Diosa, 30 años, tiene aún algunos partidos de rugby por jugar, con su club Gatos y con la provincia de Antioquia, pero el momento de terminar su brillante carrera deportiva ha llegado.
“Me retiro porque siento que cumplí mi ciclo,” dice desde Medellín, la ciudad más ovalada de su país. “El cuerpo me está pidiendo descanso; tengo una cirugía pendiente en la rodilla izquierda.”
Diosa, casi una marca registrada en el rugby de su país, eterno compañero de otro héroe del rugby colombiano como el ex capitán Sebastián Mejía Gil, retirado el año pasado, representó por primera vez a su país en 2009, en un Sudamericano de Seven en Sao José dos Campos, Brasil.
Ese mismo año, en San José de Costa Rica, hizo su primera experiencia en el seleccionado nacional de quince, con el que jugaría 95 partidos – entre partidos contra seleccionados nacionales y otros equipos – en las siguientes diez temporadas.
La presencia constante de Diosa fue además la presencia de un jugador diferente, con una habilidad innata fuera de lo común en un país por entonces emergente. A la potencia y presencia física que imponía el ‘Tío’ Mejía Gil, lo del apertura o fullback., fue pura clase. Tanto que, en el ocaso de su carrera, en el reciente Americas Rugby Challenge que Colombia ganó por segundo año consecutivo, fue elegido como el Mejor del Torneo, votado por las autoridades y en consenso con los entrenadores.
“Fue una semana emotiva; saber que eran los últimos tres partidos con Colombia.”
Sus comienzos
De niño tenía problemas de conducta y su madre Leida consultó en su escuela como corregir esto y le hablaron del rugby. Fue un camino de ida. Tanto que se alejó de gente que con el tiempo tendría serios problemas con las drogas o la delincuencia. El rugby lo atrapó y le cambió la vida, aunque venía del seno de una familia humilde pero trabajadora y de buenos valores, lo que hizo más sencilla la tarea de encauzarlo.
El rugby le dio orden y un sentido; en nuestro deporte encontró su lugar.
Tanto que cuando pensó en una carrera que lo alejaría del deporte, su mentor Mario Henao lo convenció de quedarse en el rugby.
“Mauro Henao fue mi mentor, la persona que siempre me empujó. Quise ser policía y el me convenció para no dejar el rugby – no me reprocho el no haber cumplido ese sueño porque el rugby me dio cosas que nunca hubiera pensado,” dice Diosa.
Henao, mentor de varias generaciones de Tucanes, dijo sobre Diosa: “Me decían que había un chico de nombre Diosa en un colegio con un talento especial para patear. Lo fui a buscar y lo invitamos a jugar rugby. No vino, entonces armamos un equipo de rugby en su colegio. Ahí hizo rugby y no se fue nunca más.”
Tras recordar los inicios, Henao describe la importancia del recientemente retirado. “Diosa es una institución en el rugby colombiano, como jugador, con más partidos internacionales, con más logros, más títulos. Ahora será entrenador,” dijo. “Es uno de los pilares sobre los que se sostiene el rugby colombiano.”
Diosa viajó por toda la región múltiples veces, jugó para Sudamérica XV contra Los Pumas en la despedida a RWC 2011, visitó Europa, Hong Kong y Japón. Todo gracias a su pasión por el rugby.
“Lo que viví en el rugby no lo voy a vivir en ninguna otra parte,” afirma, recordando los Juegos Olímpicos de Río 2016 – fue asistente del entrenador de las Tucanes – como una etapa que lo marcó.
Además de poder vivir del deporte, ya que seguirá trabajando con la Federación Colombia de Rugby, enfocándose en el seven masculino y trabajando en las destrezas generales, Diosa es un claro transmisor de los valores de este deporte. Entre sus múltiples cualidades, esa es tal vez la más importante.
El ayer y el adiós
Además de la presencia de Henao, rápidamente destaca a dos compañeros. “Pablo Lemoine (el centro colombiano, homónimo del actual entrenador de Chile) es uno de los que me marcó cuando llegué a Selección Colombia. Siempre era mencionado y él me ayudó mucho.”
“El Tío (Mejía Gil) fue siempre mi compañero de todas las batallas; nos presentamos juntos en 2009 con 18 años en la selección. Solo me perdí cuatro partidos de cancha con él. Ha sido muy importante en mi vida.”
Dejará el rugby activo, pero seguirá al costado del campo de juego, siempre referente.
“Lo primero que se deja son los compañeros en la cancha; fui parte del recambio generacional que partió en 2011 y finalicé el proceso con los viejos Tucanes desde el 2003/04. Luego en 2011 vino el recambio. Ahora dejo a los jóvenes, con lo bonito y talentosos que son, el siguiente paso.”
“Estamos un pasito delante del rugby de Paraguay; éramos el sexto o séptimo equipo en Sudamérica, ahora somos el quinto o cuarto. Son todos pasos importantes pero el trabajo que venimos haciendo es consistente.”
Sobre su legado, enorme, finaliza: “
He sido un líder positivo desde lo ejemplar, siempre disponible para lo que necesitaban. Estaban en la cancha, en el gimnasio, en entrenamientos. Esa es mi imagen y liderazgo. El ejemplo a seguir que siempre quise dar.”
Vaya si lo dio.