World Rugby 25 de mayo, 2020

Ormaechea, miembro del Hall of Fame de World Rugby

La carrera de Diego Ormaechea valió un lugar en el World Rugby Hall of Fame, más allá de que el sostenga que el premio es más para el rugby uruguayo que para él.

Las imágenes de Diego Ormaechea, el único uruguayo actualmente miembro del World Rugby Hall of Fame, en el que fue incluido en la última camada, en 2019, que rápidamente vienen a la mente son dos.

Ser sacado en hombros por sus compañeros al finalizar la que fue la primera de cuatro aventuras mundialistas para Los Teros en 1999 es la primera.

La segunda es esa escena de felicidad en el tercer try uruguayo ante Georgia, cuatro años más tarde, ya instalado como Head Coach de su país. Tan solo dos imágenes de una carrera inolvidable.

Si se habla de una personalidad del rugby, no se puede dejar de lado a Diego Ormaechea que, parece ser, tendrá por siempre el record de ser el jugador de mayor edad en disputar una Rugby World Cup.

Click

Para poder jugar en el más alto nivel, apoyar el primer try de su equipo en un Mundial – a los cuarenta años, como octavo, al ingresar el scrum en el ingoal español en una inolvidable tarde en Galashiels – debió prepararse como nunca.

“Antes de aquel Mundial, un amigo argentino (Emilio Perasso) nos dijo que teníamos que disfrutar el recorrido,” recuerda Ormaechea. “Eso fue un click y nos cambió la forma de encarar lo que venía.”

Así, Uruguay derrotó en sendas series a Portugal y Marruecos para llegar a su primera Rugby World Cup en 1999.  

“Había estado a punto de retirarme un par de veces, pero las nuevas generaciones en el club y el seleccionado fueron muy buenas y me quedé,” explica agradecido.

Aún así, Ormaechea iba partido a partido. “Nunca pensé en ir al Mundial. En el tercer tiempo, después de clasificados, Daniel Dubroca, el entrenador de Marruecos, me decía ‘¿cómo no vas a ir al Mundial?’”

Por suerte, le hizo caso.

Sinónimo de RWC

El apellido Ormaechea estuvo representado en las cuatro gestas mundialistas de Uruguay – primero a través de Diego y luego a través de sus hijos Agustín y Juan.

El pater familias debutó en el seleccionado mayor un 9 de octubre de 1979 ante Paraguay. Su aplaudida salida fue 20 años y 6 días después ante Sudáfrica, una carrera en que faltó poco y nada al seleccionado uruguayo.

Todo ese recorrido, y el que vino después como entrenador, lo llevó, años más tarde a ocupar su merecido lugar de privilegio en el World Rugby Hall of Fame.

Son muchísimos los recuerdos. “Ser el más viejo en un Mundial es anecdótico,” sonríe.

“Siempre me entrené muy profesionalmente y uno es el primero en darse cuenta si está de más. Nos prepararon muy bien y en el último partido de RWC 1999 estuvimos treinta minutos 0 a 0 con los Springboks,” dice con orgullo.

Si bien se retiró de Los Teros, siguió jugando hasta el 2001 con el Carrasco Polo Club y para una gira de fin de año, de manera urgente, se le pidió que sea el entrenador.

Épica

El siguiente paso fue la épica clasificación a Australia 2003.

“Ese cuadro era originado en el ’99, pero con un juego más físico.” Tras perder los tres partidos de visitante, ganaron los siguientes tres de forma inolvidable en Montevideo.

“Celebrar en casa fue muy bueno,” recuerda de aquellas tardes de 2002 en que el rugby mundial se paralizó ante la garra charrúa. Un gran equipo que tenía a Ormaechea como entrenador.

Aquel Mundial en Australia mostró las grandes diferencias entre el rugby profesional y el rugby amateur. Cuando estuvieron en igualdad de condiciones ante un rival, Los Teros se llevaron un muy celebrado triunfo ante Georgia.

Objetivo

“Fue una gran noche,” cuenta, sonriendo cuando se lo consulta por aquel festejo del try que aseguró el triunfo. “Siempre habíamos apuntado a Georgia; fue un objetivo que pudimos lograr.”

Al regresar de Australia, dejó de ser el entrenador uruguayo, pero nunca de influenciar al rugby de su país.

En Inglaterra 2015 tuvo el placer de acompañar a su hijo Agustín mientras que el 2019 lo tuvo viendo jugar nuevamente a Agustín y a su hijo mayor Juan. Disfrutó como pocos el gran triunfo uruguayo en Kamaishi ante Fiji.

Nuevo rol

“Me tocó el rol de padre, de apoyar desde la distancia,” agrega con orgullo, aclarando que “no me pongo nervioso; de jugador descargás – donde se sufre más es como entrenador.”

Poco más de un mes después, regresaba a Japón para ser recibido como miembro del Hall of Fame.

“Siento este honor como uno que se le da a todo el rugby uruguayo en mi persona; no lo considero un reconocimiento a mi carrera,” explicó poco antes de la ceremonia en Tokio.

Auténtico, como en todo lo que hizo con el rugby.