Escribe Frankie Deges es Gerente de Comunicación de Sudamérica Rugby.
Negarlo, sobre todo en nuestra región, es inútil. Amamos el rugby, lo disfrutamos, lo jugamos, entrenamos o acompañamos, pero el deporte que marca el ritmo y el humor de los sudamericanos es, por amplísima mayoría, el fútbol.
Cada uno de nuestros países tiene rivalidades tan históricas como apasionantes e internecinas. Una que trasciende fronteras es cualquier partido que enfrente a River Plate y Boca Juniors en el fútbol argentino. Cuando el escenario pasa a ser la final de la Copa Libertadores, más que un país o un continente se para el mundo.
Los hechos que se vivieron en Buenos Aires el sábado hicieron que esta gran finalísima no se pudiera jugar y el deporte se manchara con una mugre de difícil limpieza. Es una novela que no termina y que quizás nunca termine.
Para quienes no lo saben, en línea recta al estadio de River Plate, unos 10 kilómetros, o siete paradas de metro al norte, se jugó el domingo la final del torneo de rugby de Buenos Aires, el más tradicional del continente y seguramente uno de los más antiguos del mundo ovalado ya que comenzó a disputarse con otro formato, en 1899.
Hindú defendía el título ante Alumni que no lo ganaba desde 2001. La pasión de ambos clubes es conocida, como ruidosas y coloridas sus hinchadas.
Menos gente, igual pasión
A diferencia de las 60 mil personas que se esperaban en el fútbol – por un dictamen de seguridad local, solo pueden ir a los estadios los simpatizantes del equipo que juega en casa – al Club Atlético San Isidro, sede habitual de las finales porteñas, fueron unos 15 mil simpatizantes de ambos clubes y fanáticos de nuestro deporte que quieren vivencia una experiencia siempre agradable.
El rugby lleva muchas horas con el pecho inflado por la comparación instantánea de una y otra realidad.
Ambos clubes compartieron las tribunas, alentaron hasta el último segundo de un tenso partido, que se definió recién en el cierre, y nadie se movió durante la entrega de premios, saludando los vencidos a los vencedores con reverencia y los vencedores a los vencidos con humildad.
Hubo una mínima seguridad, privada, algo básico para un evento de esta naturaleza. Su rol más complicado fue sostener las sogas que armaron el corralito donde fueron premiados los participantes.
Algo que asumimos como natural en el rugby potenció su alcance por la contraposición con las horribles imágenes que nos trajo el fútbol el mismo fin de semana.
Diferencias
Fue uno de muchos ejemplos en un sábado y domingo de festejos y desazones, campeonatos, ascensos y descensos en el cierre de una larga temporada del rugby argentino. Descarto que ejemplos como éste los ven en cada uno de sus países y sus clubes.
El rugby nunca será el fútbol. Ningún deporte podrá ser nunca el fútbol por el alcance, la llegada, lo que moviliza el deporte que nació junto al nuestro; esto dicho sin meternos en el negocio que es el fútbol.
Podríamos decir que el nuestro es deporte ‘boutique.’ Me encantaría decir que mejor, pero diré que es el que elegimos y felices estamos de la elección.
Los valores que pregonamos y defendemos son los que el rugby hace carne, que se enseñan desde que uno toma el balón en sus manos por primera vez, no como dogma sino como vivencia diaria. Es una parte tan sólida que permite que un deporte de contacto como el nuestro pueda jugarse sin violencia.
No diré aquí que el rugby está exento de maldad, que esos valores no se han manchado alguna vez, pero son tantos los anticuerpos para ataques de este tipo, que es también allí donde el rugby se separa de este fútbol que tanto nos duele.
Defendamos a ultranza nuestros valores, que son los que nos hacen diferentes, esos que hacen reconocible a un rugbier donde sea que esté.
Nuestro valores son:
Disciplina: cumplimos las leyes y los reglamentos
Respeto: respetamos a los rivales, árbitros y espectadores
Integridad: rechazamos la violencia, la discriminación y la mentira
Pasión: jugamos para ganar, pero no a cualquier precio
Solidaridad: ganamos con dignidad o perdemos con honor.
* Frankie Deges es Gerente de Comunicación de Sudamérica Rugby